¡Soy preciosa FFS!
Cada uno de nosotros es único: una obra maestra de experiencias, sueños e historias inéditas. Somos especiales, valiosos y merecedores de amor, respeto y admiración. Al igual que algo está cuidadosamente diseñado para adaptarse ergonómicamente, adaptándose a cada uno de nosotros de forma individual y perfecta, nuestra singularidad debe celebrarse con sinceridad y sin complejos. Es un anhelo universal ser vistos por quienes realmente somos y saber que nuestra presencia importa en este mundo.
Pero la vida es más que simplemente ser visto. Se trata de cuidar: cuidar a quienes amamos y a nosotros mismos. Se trata de brindar bondad, proteger lo que más importa y dejar rastros de bondad dondequiera que vayamos. Cuando hacemos el bien a los demás, nutrimos nuestras almas. Cuando nos cuidamos, honramos la vida que nos ha sido dada.
Y, sin embargo, ¿con qué frecuencia olvidamos esto? ¡Caramba!, la vida es fugaz: una serie de momentos que pueden desvanecerse en un abrir y cerrar de ojos. A menudo lo damos todo por sentado, como si el tiempo fuera infinito. Pero no es así. La vida es un regalo que no debe desperdiciarse. Vive plenamente, ama con fervor y protege lo irremplazable.
Cuida a quienes te rodean: tu familia, tus amigos, tu comunidad. Pero no olvides cuidarte a ti mismo. Eres tan valioso como tus seres queridos.
No hay nada como el futuro. Solo tenemos el ahora, este momento. Así que haz que valga la pena. Abrázalo con gratitud, vívelo con propósito y protégelo con todo tu corazón. Porque la vida, en toda su fragilidad y belleza, es inconmensurablemente valiosa.
